Éste es el primero de una serie
de artículos que presentan a los diferentes grupos de beneficiarios del
proyecto “Dotación de servicios adecuados para los refugiados centroafricanos
en las comunidades de acogida de Camerún”.
Desde 2005, Camerún acoge a mas
de 104.000 refugiados y refugiadas
provenientes de la República Centroafricana quienes huyen de bandidos y grupos
rebeldes que atacan los asentamientos de Mbororos con el fin de robar el ganado
y secuestrar a mujeres y niños para exigir rescates. Por esta razón, los
Mbororos se ven obligados a vender su ganado y refugiarse en el país vecino,
Camerún. La población
refugiada es acogida en más de 300 comunidades.
La República Centroafricana, que
se sitúa como uno de los países más pobres del mundo, ha visto agravado su
conflicto a partir de los últimos acontecimientos de marzo de 2013. Un golpe de
Estado, perpetrado por la coalición rebelde “Seleka”, derrocó al antiguo
presidente y ha forzado a refugiarse nuevamente a más de 4.200 personas en
Camerún, 40.500 en la República Democrática del Congo, 13.000 en el Chad y
4.800 en el Congo. El acceso a la ayuda humanitaria en este “conflicto
olvidado” se presenta muy difícil y según el Alto
Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados -ACNUR-, organización junto
a la que Red Deporte lleva a cabo su intervención, los índices de mortalidad y
de desnutrición aguda entre la población son muy altos.
Es en este escenario que Red
Deporte apoya a un grupo de 50 mujeres (35 refugiadas y 15 camerunesas) de la
comunidad de Boulembé, gracias a la puesta en marcha de actividades generadoras
de ingresos (AGI) mediante la formación en técnicas agrícolas y la financiación
en pequeño comercio.
La etnia Mbororo, a la que
pertenecen las refugiadas, es esencialmente nómada y ganadera por lo que
desconocen la agricultura y por esta razón, su alimentación es muy limitada.
Gracias a este proyecto financiado por la Agencia Española de Cooperación
-AECID-, Red Deporte ha formado a 50 mujeres en técnicas agrícolas a través de
la puesta en marcha de una parcela demostrativa en diferentes cultivos básicos.
Posteriormente, ellas han implementado los nuevos conocimientos adquiridos en
sus campos individuales, gracias igualmente a la distribución de semillas.
Estos nuevos ingresos les permiten por un lado, mejorar la alimentación de su
familia y por otro, vender sus productos en el mercado.
La primera historia se compartirá en las siguientes semanas
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