jueves, 12 de diciembre de 2013

En homenaje a Nelson Mandela

El preso número 46664


El 5 de diciembre será un día que recordaremos para siempre. Ese día de 2013, un gran hombre nos dejó. Para muchos, Nelson Mandela es un símbolo de libertad e igualdad. Un hombre que nunca tuvo miedo de luchar contra el apartheid (sistema de segregación racial) que dominó la República de Sudáfrica hasta los años 90.

Nació en 1918 y recibió una educación de estilo occidental. Tras terminar la escuela secundaria, continuó sus estudios universitarios en Derecho. Se licenció en el año 1943, y un año después, entró en el Congreso Nacional Africano (CNA), cuyo objetivo era luchar contra la opresión ejercida por los afrikáners. 

Nelson Mandela, al que muchos llamaban por su nombre de clan, i.e. Madiba, pasó 27 años en la cárcel por alzarse contra la segregación racial instalada por los blancos en la República Sudafricana.

Tras obtener su libertad en 1990, fue el principal interlocutor del presidente De Klerk (Partido Nacional) para negociar el proceso de democratización. En reconocimiento por sus esfuerzos para la paz, recibieron juntos el premio Nobel de la Paz en el año 1993.

Las primeras elecciones democráticas en la República Sudafricana se celebraron en 1994. Tras ganar estas elecciones, Mandela se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica. Su máximo objetivo fue la reconciliación nacional, cuyo momento clave fue el apoyo al equipo de Springboks, un símbolo histórico del apartheid, en la Copa Mundial de Rugby de 1995. Cuando el equipo ganó esta copa, Mandela había alcanzado su meta: el pueblo de la República, blancos y negros, se sentían por primera vez ciudadanos de un mismo país.

Fanático del boxeo, del rugby y del fútbol, Madiba entendió el poder del deporte. Reconoció que es una herramienta muy útil que puede ser empleada en muchos ámbitos de la vida. 

«El deporte tiene el poder de cambiar al mundo; tiene el poder de inspirar; tiene el poder de unir a las personas de una manera que pocas cosas pueden lograr». 

Mandela es un ejemplo para todo el mundo. Nos enseñó que tenemos que luchar para lograr nuestras metas, que no podemos renunciar y que todos los sueños pueden convertirse en realidad. ¡No nos olvidemos nunca de su enseñanza!

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