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jueves, 25 de julio de 2013

Etiopía: Retratos e historias de superación


Con una población de 82 millones y un índice de desarrollo humano de los más bajos del mundo, Etiopía es a su vez uno de los países más interesantes, con una vasta y rica cultura milenaria. La antigua Abisinia es un país de contrastes donde la pobreza y las hambrunas se combinan con un índice de crecimiento de los más altos actualmente, cercano al 10%. Los etíopes viven en un 80% de la actividad agrícola y un 18%  de su población no puede satisfacer sus necesidades alimentarias básicas. Sin embargo, en Etiopía hay esperanza, hay ganas de luchar y sobre todo encontramos una admirable capacidad de sacrificio y de resiliencia.

El Tigray es una de las regiones del Norte de Etiopía que más ha sufrido el azote de la pobreza debido a la guerra con Eritrea y a las hambrunas ocurridas de manera cíclica desde los años 70. Profundamente deprimida, su población padece las consecuencias de la falta de agua, desertización, escaso acceso a tierras para el cultivo, falta de acceso a tecnología e innovación, reducido acceso al crédito y bajo rendimiento productivo. Afortunadamente durante este último lustro la naturaleza ha sido ligeramente indulgente con esta región, lo que ha permitido que el pueblo del Tigray empiece a recuperarse, gracias en parte a programas de cooperación internacional que buscan un desarrollo humano integral y sostenible.

Tal es el caso del proyecto que tiene Red Deporte y Cooperación en los distritos de Mesanu, Mehebereweini y Agulae, pertenecientes a la fronteriza región del Tigray y en donde se pretende lograr tener un impacto sobre la situación de inseguridad alimentaria que sufre la población, en concreto los agricultores de la zona. El proyecto comprende varias actividades, como la construcción de infraestructuras de irrigación (una presa y canales de irrigación), la formación y capacitación de los agricultores, la distribución de semillas mejoradas para un mayor rendimiento o el establecimiento de una cooperativa de mujeres campesinas. Todas estas actividades están impulsadas por la propia comunidad. Una comunidad que toma parte en cada fase del proyecto y que destaca por haber participado de una forma mucho más proactiva de lo que nunca podríamos esperar.

Durante nuestro trabajo en el terreno, hemos sido testigos del increíble empuje, entusiasmo y apropiación que tienen los agricultores de la zona con su proyecto de desarrollo. El proyecto que actualmente RDC está implementando en Etiopía va a beneficiar directamente a 105 familias, con una media de 6 miembros por familia. Una de los acuerdos durante el diseño del proyecto era que la comunidad tenía que contribuir con su trabajo en la implementación del proyecto. Actualmente contamos con varios miembros de cada familia que, mucho más allá de su compromiso de aquél entonces, está recolectando, tallando y transportando piedras y arena así como contribuyendo con su mano de obra a la construcción de las acequias.

Desde RDC queremos destacar y agradecer el talante y buen hacer de los beneficiarios de nuestros proyectos que han hecho que la implementación esté siendo un agradable camino recorrido de la mano de nuestros beneficiarios. Un camino de retos pero sobre todo de satisfacciones. Y es que detrás de las cifras y estadísticas, hay vidas reales, historias de personas con nombres y apellidos, historias con experiencias vitales de superación y sacrificio.

Durante los próximos meses nos gustaría rendir homenaje a los beneficiarios de nuestros proyectos, mediante el intercambio de una serie de historias que reflejan el espectro de perfiles que participan en nuestro proyecto.

La primera história se compartirá en el mes de agosto.

Ethiopia: Portraits and success stories


With a population of 82 million and a human development index (HDI) among the lowest in the World, Ethiopia is one of the most fascinating countries, with a vast and rich ancient culture. The ancient Abyssinia is a country of contrasts where poverty and famine combine with a growth rate that is almost 10%. It is thought that 80% of Ethiopians depend on agricultural activity and 18% of its population cannot satisfy their basic nutritional needs. However, in Ethiopia there is hope, they are willing to fight and above all show an admirable capacity of self-sacrifice and resilience.


Tigray is one of the Northern regions of Ethiopia, which has suffered the most from the curse of poverty, exacerbated by the war with Eritrea, and famines that have occurred cyclically since the 70s. The population suffers from water scarcity, desertification, limited access to land for cultivation, lack of access to innovation and technologies, limited access to credit and low yields. Fortunately, during the last five years nature has been slightly forgiving with this region, which made it possible for the village of Tigray to begin recovering, thanks in part to international cooperation programs aimed at sustainable human development.
    

This is the case of Sport’s Network’s project in the districts of Mesanu, Mehebereweini and Agulae, which belong to the border region of Tigray, where it intends to improve food security for the population, in particular the farmers. The project includes several activities, such as the construction of an irrigation channel, the training of farmers, distribution of improved seeds to increase yields and the establishment of a corporative of women farmers. All of these programs are supported by the community. The community takes part in every phase of the project and has participated more proactively than we could ever expect.

During our work in the field, we have witnessed the incredible drive, enthusiasm and appropriation that farmers from the region have for their development project. Sport Network’s project, which is being implemented in Ethiopia, will directly benefit 105 families with an average of 6 members per family. For the design of the project, one of the main agreements was that the community would actively contribute its labour in the implementation of the project. Currently, we have several members of each family, who far exceed their commitment: collecting, carving and carrying stones and sand, as well as contributing to the construction of the irrigation ditch.

In the name of Sport Network, we would like to thank and highlight the talent and good work of the beneficiaries of our projects, which have made the implementation a pleasant journey. A journey that has faced challenges, but at the same time, it has been extremely satisfying. And behind the numbers and statistics there are real lives, persons with their own history of experiences about self-sacrifice and triumph.

During the coming months we would like to pay tribute to our beneficiaries, by sharing a series of stories that reflect the spectrum of profiles participating in our project. 

The first in the series of stories will be shared next month!