Nuestro voluntario Umberto Bosco nos escribe desde la Ciudad de la Esperanza, en Lusaka (Zambia)
Aterricé en Lusaka el 16 de abril al alba, y allí me esperaba la hermana Charmaine. Ella es una de las seis hermanas que viven en el City of Hope y nuestra persona de contacto en Zambia. Hay muchos voluntarios. Es mi primera experiencia en África y todo me resulta nuevo. La acogida de las hermanas y de los sacerdotes salesianos es extraordinaria y me permite una adaptación más fácil.
Cuando entré por primera vez en el recinto del City of Hope estaba lleno de entusiasmo y curiosidad porque había leído mucho sobre el tema y verlo en persona es otra cosa.
Durante mi segunda jornada saltamos al terreno de juego, aprovechando las vacaciones de Pascua que tenían y mucho tiempo libre a su disposición. Lo que me llama más la atención es que cuando juegan al fútbol se visten de las formas más variopintas: camisetas, pantalones vaqueros, medias… Se ve que esto es otro mundo. En seguida me doy cuenta de que no hay razón para hacer una alineación y que lo mejor es jugar con ellas y explicarlas algunos conceptos clave del juego.
No puedo describir la alegría de jugar con ellas la primera vez y sentirse en poco tiempo parte de la comunidad. Estoy muy disponible y cercano pero no siempre los resultados son los esperados. Me doy cuenta de que un simple balón puede hacer felices a estas chicas y les hace sentirse parte de un grupo. Las chicas saben técnicas de fútbol y muy a menudo su equipo ganan partidos contra otras escuelas.
Durante mis primeras semanas aquí hemos jugado mucho al fútbol, normalmente por la tarde, y las chicas mejoran y empiezan a seguir mis indicaciones, pero con el comienzo del trimestre las cosas se ponen más difíciles.
He comprado dos balones de fútbol porque cuando llegué vi que sólo tenían uno, y en malas condiciones. Estoy ahora organizando un torneo de fútbol en el que participan también escuelas cercanas. Me queda poco tiempo de estar aquí y espero volver para ayudar más a estas chicas que de verdad se lo merecen.
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