En primer lugar, el pasado mes de junio finalizamos un proyecto en la región de Tigray (Mesanu), del que se ha logrado beneficiar a más de 1.500 personas. Este proyecto ha permitido irrigar 200 hectáreas de tierras, mejorando la producción agrícola y seguridad alimentaria para la familia.
En segundo lugar, estamos identificando un nuevo proyecto que busca crear nuevas actividades generadoras de ingresos para 300 familias. Esto se haría por medio de la capacitación, equipamiento y distribución de insumos para la producción de frutas de temporada (manzana) y apicultura para mujeres cabeza de familia. Este proyecto, que está en su fase más incipiente, pretende además promover el diálogo y buena convivencia entre etíopes de diferentes regiones, puesto que los beneficiarios y las contrapartes pertenecen a las regiones fronterizas de Oromiya y Amhara.
En este último proyecto nos vamos a centrar hoy para destacar la gran labor de colaboración que están desarrollando todos los actores implicados en el logro del éxito del proyecto.
Queremos destacar a modo de homenaje y en señal de agradecimiento, la estrecha colaboración que desde el principio hemos tenido con nuestras dos contrapartes, la Escuela de Agricultura de Wukro - St. Mary’s College y el gobierno local de la Wereda de Kilte Awlaelo - Oficina de Recursos Hídricos. Desde el comienzo, uno de los aspectos más atractivos de nuestro proyecto para la AECID fue el reto que suponía trabajar con dos contrapartes simultáneamente y sobre todo que una fuera la administración local y no una ONG. En RDC quisimos asumir el reto y no podríamos estar más satisfechos del buen hacer y la predisposición de nuestros socios en terreno.
Pero no todo son técnicos e ingenieros en nuestro proyecto. Nada de esto sería posible si no fuera por la positiva actitud y ganas de trabajar de los beneficiarios. En Agulae, por donde pasa el río, la vida social gira alrededor de este bien preciado tan escaso en las secas tierras del Tigray. Los niños juegan en su transcurrir, las mujeres lavan la ropa (desafortunadamente aún no podemos decir que los hombres participen en este aspecto), los animales beben de él y los hombres se lavan al volver después de una dura jornada de trabajo en el campo.
Este artículo es también un homenaje a todos aquellos niños y niñas, hombres y mujeres, personas anónimas en definitiva que día a día contribuyen en el buen hacer de nuestra Fundación y que hacen que la cooperación siga siendo un sector por el que luchar, pase lo que pase.
Marta es coordinadora de proyectos de RDC en Etiopía.
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