“Blanche! Asara, asara!”
Es lo que más oigo cuando paseo por las calles
de barro rojo de Bertoua, la capital de la región Este de Camerún, donde se encuentra Red Deporte para la puesta en marcha de un proyecto de cooperación.
Estos últimos tuvieron que huir de uno de los
países con menor índice de desarrollo humano (179 de 187), debido a un gobierno
cada vez más inestable, incapaz de proteger a sus ciudadanos de la violencia, el
crimen y los grupos rebeldes, que matan, secuestran y saquean sobre todo a los
pueblos de mbororos, una etnia nómada y tradicionalmente de pastores y
comerciantes.
Precisamente estas personas que huyen de la
República Centroafricana para salvar sus vidas, hasta llegar a Camerún, su país
de acogida, son los beneficiarios del proyecto en el que colaboro.

Gracias a estos terrenos, que aún están en
construcción, se realizarán actividades recreativas, deportivas y de
integración, para que los jóvenes refugiados puedan jugar codo a codo con los
cameruneses, y que al menos durante un tiempo sus diferencias se pongan de
lado.
Campo de fútbol y atletismo en Bertoua, Camerún |
La llegada de Red Deporte, y de los “asaras”
genera mucha curiosidad e interés en el barrio de Tindamba, donde nos hemos
instalado. Aunque no somos los únicos aquí, el número de organizaciones extranjeras
no es muy alto. Los niños se acercan curiosos, mientras los hombres dejan sus curriculums para
posibles puestos de trabajo.
La labor de la ONG acaba de comenzar, y aún queda
mucho por hacer, pero poco a poco se notan las huellas que vamos dejando.
Maira Cabrini es
colaboradora de Red Deporte y Cooperación. Actualmente está participando en un
proyecto de cooperación en Bertoua, Camerún.
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