Asay Desta es una
mujer admirable. Emprendedora, fuerte y capaz, a lo largo del proyecto se ha
ido viendo cómo ha destacado gracias a su determinación y sus dotes de
liderazgo. No en vano, Asay es la cabeza de familia de su pequeña –para
criterios etíopes- unidad familiar, compuesta por ella y sus dos hijos menores.
Esta oriunda de Mehebereweini fue abandonada por su marido hace 5 años y
actualmente gestiona sola su producción. Su tierra, con una extensión de 0.25 hectáreas,
apenas produce 2.5 quintales en una única cosecha que recolecta al año después
de la época de lluvias. Sus cultivos podrían producir más cosechas, pero para
ello tendría que tener acceso a agua durante la época seca. Sin embargo, Asay
no tiene poder adquisitivo para alquilar una bomba de agua y poder irrigar sus
campos, y con la poca mano de obra –es la única miembro adulto de la familia-
tampoco puede regar los cultivos recogiendo baldes del río. Es por ello que
subarrienda sus tierras para que las cultive otro campesino durante la época
seca. El proyecto abre una ventana de oportunidad para esta madre soltera ya que
le permitirá irrigar sus campos y producir más de una cosecha al año.
Entusiasmada con la idea de formar parte de la cooperativa de árboles frutales
de mujeres que contempla el proyecto, nos cuenta sus planes de futuro con una
sonrisa cargada de ilusión.
Esta es la segunda parte de nuestra serie de historias sobre los beneficiarios del proyecto de Etiopía.
Artículos anteriores de esta serie:
Información sobre el proyecto:
Marta es coordinadora de proyectos de RDC en Etiopía.
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